domingo, 30 de agosto de 2009

En la oficina

Empezaré por contar lo que hice o me ocurrió la semana pasada. Como ya os he contado en mi pequeña biografía, soy ejecutiva en una multinacional y como tal, muchos de los días salgo tarde del trabajo. Culpa de reuniones varias u otras cosas atrasadas que he de sacar adelante.
El martes pasado sobre las 10 de la noche aproximadamente estaba en mi despacho terminando unos documentos para una reunión que tenía al día siguiente. Hablé con mi marido para contarle que me quedaba un rato y que no me esperara a cenar, que llegaría tarde. Me tomé un pequeño “break” y fumé un cigarrillo y entonces empecé a tener muchas ganas de sexo. Tenía unas ganas enormes de que me penetrarán brutalmente. No lo puedo explicar, pero supongo que sabéis a lo que me refiero, tanto hombres como mujeres. A veces, no te lo explicas, estás normal y te vienen unas ganas tremendas de tener sexo. Te pones cachonda y en cuestión de segundos estás como una puta salida.

Decidí irme a casa, dado que prácticamente tenía terminado el trabajo y que dadas las circunstancias, podría llegar a tiempo para que mi marido me hiciera alguna que otra cosa.

Cuando iba de camino a casa, en el coche, en una calle céntrica de la capital me crucé con unos cuantos transexuales. En un semáforo y aunque no me prestaban mucha atención (ya que soy tía), me volvió a invadir esa sensación de puta salida. Entonces aparqué el coche y me fui hacia uno de ellos. Le pregunté cuánto costaba el servicio y cómo funcionaba. Él o ella, se rió. Me dijo que dependía de si íbamos a su apartamento o si era en el coche. Le dije que en el apartamento, que quería chupársela y que se corriera en mi coño. Me dijo que entonces eran 120 euros. Y acepté.
No sé muy bien porqué decidí pararme y hacer algo que nunca había hecho antes. El caso es que, en un momento pensé que aunque fueran mujeres transexuales, al final tenían una buena polla que podía comerme o follarme. Y me invadió el morbo, el hacer algo que aunque no podía impedir, era como sucio y no me daría problemas, ya que ni le conocía de nada ni volvería a verle más, ni me pediría ningún tipo de explicación.

Subimos a su apartamento. El transexual tenía rasgos orientales. La verdad es que era “una mujer” muy atractiva, morena. Tenía unos buenos pechos, por supuesto operados. Era alta y con buen cuerpo en general. Le pagué y me preguntó que qué quería hacer. Le contesté que chuparle la polla. Se tumbó en la cama después de quitarse la falda y se quedó en tanga. Yo me quité mi camisa y el sujetador y me quedé desnuda por la parte de arriba, y empecé a tocarle el rabo. A él/ella, le daba gusto y no paraba de hacer gemiditos de placer. Evidentemente estaría fingiendo pero me daba igual. Tenía un pene enorme, que iba poniéndose cada vez más duro y más grande. Era más grande que el de mi marido y eso me ponía cachonda. Estaba chorreando solo por ver que aquello se ponía duro y grande…Le quité el tanga y empecé a chupársela. Primero suave, recreándome. Y después más fuete y meneándole con mi mano derecha a la vez. Me preguntó si quería usar condón y le dije que no. No sé porqué lo hice dado que desde luego no es lo más recomendable con un transexual o persona que presta sus servicios públicamente. Pero en ese momento solo quería una polla que chorreara en mi boca.

Seguí chupándosela mientras por debajo de mi falda de ejecutiva y apartándome el tanga, me tocaba el clítoris y me metía dos dedos en mi vagina. Ella/él no hacía nada. Solo estaba tumbado con su polla más dura que una piedra y con el prepucio fuera. Quería verle los pechos, así que me acerqué y le levanté el top. Sus tetas eran de goma absolutamente pero grandes y duras, y me ponían más cachonda todavía de lo que estaba. Subí hasta su boca y le besé como una perra en celo mientras me rozaba con mi coño en su polla dura. Entonces me dijo si quería follar. No contesté y baje hasta su pene empalmado. Empecé de nuevo a chuparlo como nunca había chupado una polla. Estaba descontrolada. Creo que me excitaba saber que era un puto transexual. Se la chupaba cada vez con más fuerza a la vez que se la meneaba con la mano, con tal fuerza, que parecía que le quería arrancar la polla.
Entonces me dijo, “cariño me voy a correr”. Fue entonces, cuando me puse sobre él, levantándome la falda y apartándome el tanga y seguí machacándosela con más fuerza aún pegando su polla y rozándola contra mi coño. Entonces se corrió en mi coño. ¡Dios!, cómo se corrió. Me dejó empapada, chorreando. Llena de su semen por todo mi coño y mi vientre. Entonces, sin mediar palabra volví a chupársela hasta dejársela limpia. Mientras, yo me tocaba el coño con firmeza y con violencia. Hasta que me corrí. Me corrí como una posesa. Me pareció la vez que más cachonda me he puesto en toda mi vida.
Después no dije nada y me fui. Simplemente. Sin más.

Ya en el coche, iba de camino a casa arrepintiéndome de lo que había hecho pero aún excitada, sintiendo el semen de ese transexual en mi coño. Cuándo llegué a casa, mi marido estaba en la cama. Me dí una ducha y actué como si hubiera llegado tarde del trabajo.

En fin, quería saber qué os parece. ¿Habéis hecho algo así alguna vez?. Quiero decir, que a lo mejor alguna vez habéis sido infiel pero, ¿hasta el punto de montártelo con un transexual?

Bueno… os iré contando.

Un beso.

Aurora.

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